Madagascar, otra concepción de la sociedad y el deporte (III)
En esta imagen podemos ver a la Selección de Madagascar en una de las Dinámicas de Cohesión de Equipo

Madagascar, otra concepción de la sociedad y el deporte (III)

0

(…)

La reunión técnica discurrió por derroteros normales hasta que me tuve que ausentar, debido a que comenzaba el turno de entrenamiento de mi equipo, dejando de representante de nuestro baloncesto al Director Técnico de la Federación (DT), con poca experiencia internacional y sin conocimiento de inglés. No había acabado mi entrenamiento cuando se dirigió a mí y me dijo que teníamos un problema, que uno de nuestros jugadores no podía jugar, al haber disputado los Juegos de las Islas con Comoras, dos ediciones antes, que el lituano se encontraba por allí y que había que aprovechar para aclarar la situación.

Decidí no abandonar el entrenamiento por ese motivo, que ya habría momento de solucionarlo, ya que nos quedaba todo el viernes. Con el paso del torneo descubrí que el problema partía de los anteriores Juegos, en Antananarivo, en que la organización, o sea Madagascar, comunicó que se plantaría si todos los demás países no permitían que dicho jugador, malgache de nacimiento, pero de madre de Comoras, jugase con Madagascar, a pesar de haberlo hecho con el otro país en la edición anterior.

Nadie perdonó aquel chantaje. Por la noche le dije a nuestro DT que comenzaríamos nuestra tarea a las 7:30, para evitar agobios. Un malentendido, esa mañana me llevó a la oficina central a intentar solucionar el problema yo solo. Allí conseguí los teléfonos de los responsables de la organización que, ante mi sorpresa, me dijeron que por qué no habíamos estado en la segunda reunión del Comité Técnico, que se había celebrado esa misma mañana y que nada se podía hacer hasta el día siguiente, es decir, la mañana del partido.

Nuestro DT, en la reunión del día anterior, debido al problema con el idioma no se había enterado de esa segunda convocatoria, a la que habían acudido todos los demás. Horas después, cuando pude encontrarle, llamamos al Presidente del Comité Olímpico Malgache para que nos echase una mano, sobre todo porque no podíamos esperar un día más sin arreglarlo.

En esta foto podemos ver a un Jugador de la Selección de Madagascar entrando a canasta ante la oposición de su Defensor

Entrada a canasta

Eran ya más de las 11 de la noche, después de la ceremonia de apertura de los Juegos, en el hotel de los altos cargos, que conseguimos echarle, literalmente, el lazo a Brazauskas y entregarle el documento que demostraba que dicho jugador tenía la elegibilidad de FIBA, a quien él representaba. Nos dijo que parecía que estaba todo OK, pero que tenía que hacérselo saber a los demás miembros del Comité Técnico, de modo que nos diría algo la mañana siguiente, antes de las 11, en el pabellón.

A las 11 en punto de ese, ya, sábado, después de haber aguantado un infernal partido femenino, viendo que no nos decía nada, a pesar de vernos allí mismo, nos dirigimos, DT y yo, a él. ¡Nueva sorpresa!, nos dijo que el que no podía jugar era el americano naturalizado, a menos que probásemos que era elegible por FIBA África. Le enseñé el teléfono del máximo responsable de elegibilidad de FIBA África, para que hablase con él y confirmase que no teníamos ninguna intención de hacer trampas, pero dijo que él no iba a llamar a nadie y que teníamos que entregarle los documentos.

Pues, ¡a continuar la odisea! Nos tocó encontrar un ciber café, ya que, sospechosamente, Internet había dejado de funcionar en el pabellón y, ¡cómo no!, no había ninguno cerca. Tras encontrarlo, pudimos imprimir la elegibilidad de este último, en e-mail enviado urgentemente por FIBA África, tras mediación del Presidente de nuestra Federación, que se encontraba en Madagascar, al no fiarse de que los últimos preparativos para el Afrobasket llegasen a buen puerto, y no haber viajado con sus equipos nacionales, como habría sido su voluntad.

De vuelta al pabellón, a las 14:05, nos encontramos con que Brazauskas no andaba por allí, contra lo que nos había dicho, y que no se presentaría de vuelta hasta las 16:00. Nuestro partido comenzaba a las 19:00. Tras esperarle sin comer, se presentó de vuelta poco antes de las 17:00. Le entregamos el papel oficial, a lo que respondió que todo estaba en regla y que podía jugar.

Cinco minutos más tarde, volvió a mí y me dijo que no, que había dos jugadores naturalizados. Le respondí que no, que el otro había nacido en Madagascar, lo cual pude probar mostrándole el pasaporte, a lo cual dijo, de nuevo, que OK, que todo estaba en regla y que todos podían jugar. Después de aquello, viendo cómo bajaba el río y no fiándome, le dije al DT que contactase urgentemente con el Presidente del Comité Olímpico, para que viniese al pabellón media hora antes del comienzo del partido, por si acaso, cosa que no hizo.

Lo siguiente fue que, 8 minutos antes del encuentro, con 4.000 espectadores en un pabellón en el que, a duras penas cabrían 2.500, ya que jugábamos contra los anfitriones, en pleno calentamiento, Brazauskas se dirige de nuevo a mí todo agobiado: “coach, tenemos un problema, ven a mi oficina rápidamente”. Tras un primer intento de negarme, no me quedó más remedio que abandonar a mi equipo por unos instantes.

Allí, me enseñó la fotocopia del pasaporte del americano y el documento de FIBA África y me dijo: “el día de nacimiento no coincide, no puede jugar, se trata de otra persona”. La sensación de impotencia fue tremenda, sobre todo, al contactar con el DT y confirmar que el Presidente del Comité Olímpico no se encontraba por allí. A pesar de que hice todo lo posible por retrasar o posponer el partido, nada fue válido, no nos quedó más remedio que comenzar sin él, nuestro único grande de verdad, de 2,06, con experiencia y capacidad de rebote, bajo amenaza de derrota por 20-0 si no lo hacíamos inmediatamente.

El comienzo fue titubeante por parte de mi equipo, llegamos a ir 7 abajo, pero remontamos el vuelo a mediados todavía del primer cuarto. A partir de ahí siempre fuimos por delante, incluso por 11, en el tercer cuarto. La organización había colocado unas canastas no oficiales con aros muy rígidos no flexibles, argumentando que las que se encontraban allí plegadas, de primera calidad y homologadas, se encontraban rotas, ya que en su equipo no había tiradores.

Eso nos condicionó mucho, al ser enanos, pero buenos tiradores. En el otro equipo había un interior de 2,05 y 110 kilos que jugaba en la Pro A, en Francia. Cada vez que salía en bote hacía pasos, pero no se los pitaron nunca en todo el encuentro, además, cada vez que recibía en la zona o cogía un rebote los árbitros pitaban falta a su favor. Fuimos ganando todo el partido, pero los árbitros no pararon hasta que expulsaron a los cinco jugadores más grandes restantes de mi equipo.

(…)

 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*

Pin It on Pinterest

Share This

Gracias por Compartir

Gracias por Ayudar a Difundir (si te ha gustado y quieres que otros/as también lo disfruten, Compártelo en tus Redes Sociales)