Madagascar, otra concepción de la sociedad y el deporte (I)
En esta foto podemos ver a Ángel Manzano, Seleccionador de Madagascar, con dicha Selección

Madagascar, otra concepción de la sociedad y el deporte (I)

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Cada Federación tiene lo que ellos denominan Ministro Coach. Se trata del Ministerio que va a apoyar al Equipo Nacional de algún deporte. Y en algunos casos hay más de un Ministro con esta condición. A veces se otorga de manera semioficial por el propio gobierno. En otros casos, son los propios ministros los que se autoadjudican la tarea, debido a intereses de lo más variados. A la Federación de Baloncesto, debido a la publicidad producida por uno de los pocos eventos de gran envergadura internacional organizado por el país, deportivo o no, se le juntaron 4 ó 5 ministros. Alguno abonó un millón de ariarys para solicitar su inclusión en la publicidad del evento. De ellos, hubo quien salió cabreado cuando el nombre de su Ministerio no salía anunciado. ¡Esta cantidad equivale a unos 370 €uros!

El más destacado y serio de los que apoyó en la preparación de la selección fue el Ministro de Descentralización. Lo más reseñable es que era de los que dice y ejecuta, y no espera más allá de uno o dos días, lo cual es casi un sueño en este país. Cuando todas las federaciones hospedaban a sus deportistas en la Academia Nacional del Deporte, lugar sucio, incómodo, lleno de mosquitos, con habitaciones con literas donde no cabe gente de cierto tamaño, en que hace bastante frío en invierno, sin agua caliente, …, nos pagó el hospedaje, durante más de tres semanas, en un hotel de nivel medio, por ejemplo. Sin embargo, hay anécdotas graciosas con él. La primera vez que vino a visitarnos, lo hizo para anunciar que se encargaba de la merienda de los jugadores, para reforzar su alimentación, consistente en un yogurt, un par de piezas de fruta y galletas, todo ello en medio de una rueda de prensa multitudinaria, como casi siempre que nos proporcionaba algo. Otra vez similar, nos trajo él mismo los chándales del equipo y se comprometió a entregar cada día dos botellas de agua mineral por miembro del equipo. Un día antes del comienzo del Afrobasket nos convocó a todos para asegurarse de que todo estaba bien y que le pidiésemos lo que necesitáramos. Los jugadores no se atrevían al principio, pero al animarles un poco, acabaron sacándole un par de playeras para cada uno, que toda la ropa fuese lavada por el hotel, merienda y 300.000 Ariarys por cabeza, algo más de 100 €uros. Tras el Campeonato nos juntó en su Ministerio para darnos las gracias, por cierto, no se presentó y fue su mujer en su representación, y nos entregó un polo y una prenda deportiva por cabeza.

Los ministros tienen libertad para utilizar los fondos aportados por el estado a conveniencia, al estilo del Ministro Coach. Al de Deportes no le quería nadie, porque prometía y nunca cumplía y, sobre todo, porque mucho del dinero de su Ministerio lo gastaba en favorecer a su zona de procedencia de los modos más diversos, no muy relacionados con el Deporte. Por cierto, ex jugador de la Selección Nacional de baloncesto. El Gobierno de la Transición era muy curioso, en él se encontraban representados los 11 grupos políticos en forma de ministros, tuvieron que desdoblar ministerios para contentar a todos. Resulta que a este ministro lo quería echar, incluso, su propio grupo, pero él decía que fue elegido en representación y que no se marchaba.

En esta foto podemos ver a Ángel Manzano, en la Foto Oficial de la Selección de Madagascar en uno de los Campeonatos FIBA Africa

Ángel Manzano, con la Selección de Madagascar, en uno de los Campeonatos FIBA Africa

El Presidente de la Federación me insistió desde el principio en no dar la lista definitiva de jugadores incluidos en el equipo nacional hasta el final. Yo le solicitaba un modelo a la española, unos catorce, hasta tener claro el equipo definitivo, por si acaso se producía alguna lesión, pero con conocimiento, más o menos concreto, por parte de los que fuesen a estar de manera definitiva, para que no estuviesen nerviosos. Fue un acierto hacerle caso, de modo que tuvimos a más de 15 hasta dos días antes de salir a Seychelles a jugar los Juegos de las Islas. El grupo se desbocó, literalmente, a partir de que hubo certeza de quiénes estaban incluidos en el grupo de los que viajaban. Incluso, hicieron una huelga en una sesión de físico con la excusa de que estaban cansados y no tenían tiempo para prepararse para el viaje. El trabajo, hasta ese momento, había llegado a ser de una calidad impensable en los comienzos y de una intensidad como nunca yo había conseguido jamás con ningún equipo antes. A partir de ese momento, cada día requería de grandes dosis de trabajo psicológico y de prevención de posibles problemas de funcionamiento. Aún así, y sobre todo gracias a la tremenda motivación que suponía jugar el Afrobasket en casa ante 6.000 personas en cada partido, y muchos más en la calle o por la tele, acabamos con nota.

Un jugador de mi equipo no quería disputar un segundo tiempo de un partido porque se había quedado sin toalla Telma, empresa de telefonía local y sponsor oficial del torneo. Al descanso nos habían repartido 6 toallas y los 6 receptores se las guardaron rápidamente dentro de sus bolsas, sin compartir, ni utilizar.

Ese mismo jugador, musulmán él, me indicó, unas tres semanas antes de comenzar el primer gran campeonato a disputar, que, al día siguiente, comenzaba el Ramadán, es decir, ni comida ni bebida en horas de luz solar. En un período de 5 a 6 horas diarias de entrenamiento físico y técnico, mi shock fue de orden mayor. Casualmente, esa misma noche cené con otra persona de esa misma religión. Cuando le conté el caso, me dijo que no había ningún problema en posponer dicha obligación si el motivo era algo importante: embarazo, enfermedad, representación de tu país… Cuando volví a ver al jugador, al día siguiente, anduve con pies de plomo, temeroso de que se enrocase en su decisión, sin vuelta atrás. Le dije que había consultado el caso a un experto en su religión. Su respuesta fue lo que menos me podía imaginar, se limitó a responder: “¡ah, vale!” y nunca más se habló del tema.

Nos habían colocado a jugar por el último puesto en nuestro partido final, cuando en realidad nos correspondía jugar por el puesto 13 y 14, de 16, al ser el mejor equipo de los tres que habíamos perdido los tres encuentros de la fase inicial. Cuando me llegó el papel oficial con los enfrentamientos equivocados llamé al Presidente inmediatamente para aclarar la situación. Después de hablar con FIBA, me volvió a llamar para decirme que es que había una fórmula que no habíamos aplicado bien. Me costó unas dos horas de llamadas de ida y vuelta hasta que le convencí de que no había fórmulas posibles diferentes a lo reflejado en las bases de competición, puntos a favor y en contra, en que sacábamos 60 y 40 puntos de diferencia a los dos equipos detrás de nosotros, parecía como si no le interesase que jugásemos por dos puestos más arriba, como legalmente nos correspondía. A la una de la noche anterior del partido me confirmó que FIBA había reconocido su error y se disponían a cambiar los enfrentamientos. Lo más dantesco, para la organización, fue localizar a Togo para decirles que su partido se trasladaba de 5 de la tarde a 9 de la mañana. Evidentemente, Togo perdió su partido por más de 20 puntos, a pesar de que era favorito contra Tchad. Al día siguiente, mi Presidente me dio las gracias por la insistencia, sobre todo porque habíamos ganado por 20 y dejábamos, de esa manera, a 3 equipos detrás nuestra.

(…)

 

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