Madagascar, otra concepción de la sociedad y el deporte (II)

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Paco García, ex entrenador ACB, dirigió a la República de Centro África. Decía que nunca en su vida había tenido tan poco control del juego con un equipo sénior, que aquello parecían partidos de jóvenes, por la constante incertidumbre en el devenir del partido. Además, Mozambique era dirigida por otro español, Mali por otro, aunque criado en Francia, y Costa de Marfil por otros dos. Sólo cinco equipos eran dirigidos por africanos, aunque el entrenador francés de Angola, ¡lo nunca visto!, fue destituido y cambiado por un angoleño después de la primera fase y con una sola noche para adaptarse al nuevo cargo. 6 entrenadores franceses, y es que la francofonía sigue siendo la reina en el continente negro; de hecho, el idioma oficial del torneo es el francés, de modo que sudafricanos, cameruneses y egipcios no paran de insistir en las reuniones para que se traduzca al inglés. Además, ¡cómo no!, un entrenador de la ex Yugoslavia, en este caso con Egipto. Casualmente, los tres primeros del torneo, entrenados por africanos.

El presidente de la nación, antiguo Disc Jockey, dicho sea de paso, reunió a todos los deportistas un día antes de partir hacia Seychelles. Después de varios discursos, acabó sacando una bolsa por delegación que contenía medio millón de Ariarys, tal cual, en metálico, por supuesto, sin recibo de ningún tipo y a pelo.

Cuando se concretó la primera concentración, allá por la primera semana de abril y para comenzar a principios de mayo, yo no paraba de insistir en que se convocase a los jugadores con cierto tiempo de antelación. Tres semanas antes no se había informado a nadie, ni a federaciones territoriales, ni a clubs, ni, por supuesto, a interesados; ni dos semanas antes, ni una semana antes. Mi preocupación, desde el primer momento, era evidente, a lo que los responsables de la Federación me respondían que tranquilo, que todo iba a funcionar bien. Mi sorpresa fue mayúscula cuando, tras avisarles tres días antes, se presentaron la inmensa mayoría el primer día y el resto el segundo día. Solo hubo un caso, que se excusó, que no se habría presentado ni aunque se le hubiese avisado con 4 meses, debido a problemas de trabajo. Con el tiempo descubrí el motivo; los que no eran estudiantes, o no hacen nada en sus vidas, o tienen trabajos a los que pueden dejar cuando les viene en gana. Hubo dos casos a cuyos patrones telefoneó el Presidente para que se les concediera el correspondiente permiso, con el beneplácito de aquellos. En general, en Madagascar, donde se necesitan 2 trabajadores hay 8 ó 9, por lo que, si se ausenta uno, de repente, no pasa nada. Los sueldos de aquí permiten estos excesos. Por cierto, a mis jugadores se les remuneró con 5.000 ariays por día, 1 €uro con 85 céntimos, más o menos. A algunos de mis ayudantes no se les ha dado nada, ya que no estaba presupuestado y no había fondos.

Una noche fui de cena con los ojeadores NBA para ver si conseguía ayudas para este baloncesto. Había representantes de Denver, Toronto y Knicks, así como el número uno de NBA África y un periodista especializado en baloncesto de Denver, muy interesado en este continente. Alabaron la oposición que había puesto nuestro equipo contra rivales mucho más fuertes, ¡todos conocemos la diplomacia yankee! Hubo risas cuando uno comentó que había comprobado en las listas oficiales de jugadores del torneo que uno de los miembros de mi equipo ni siquiera había pertenecido a ningún club oficial durante la temporada anterior.

Nuestro viaje a Seychelles para participar en los Juegos de las Islas contra Maldivas, Comoras, Mayotte, Reunión y Mauricio, además de los anfitriones, fue una auténtica pesadilla. Para empezar, nada más llegar, después de haber desayunado en el avión a las 9 y media de la mañana, no nos dieron de comer a nadie de la delegación cuando nos dirigimos al macrorrestaurante de la villa olímpica a las 15:15. Al llegar a la villa nos instalamos en los adosados preparados para el evento tranquilamente, pero sin pausas. Nadie de la organización nos dijo que se cerraba a las 14:30. Por supuesto, nadie de nuestros dirigentes fue capaz de encontrar una solución, a pesar de que la organización conocía nuestro horario de llegada. Todo ello, en medio de la nada, donde no había posibilidad de conseguir nada alternativo. No nos quedó más remedio que esperar hasta las 17:30, en que se abría la cena.

La reunión técnica de baloncesto fue tal que un jueves, es decir, dos días antes del comienzo de la competición. Allí se presentó Mindauskas Brazauskas, ex árbitro de alto nivel, procedente de Lituania, como comisario de los Juegos, en representación de FIBA Mundo. Lo cual ya empezaba a chocar, tratándose de un torneo de equipos, todos, africanos, con la excepción de La Reunión, que es Francia, tal cual, y Mayotte, que tiene un régimen especial, también con Francia. De hecho, los anteriores Juegos de las Islas, en Madagascar, se celebraron bajo auspicio de FIBA África. Con el tiempo, hilvané cabos. El presidente de la Federación de Seychelles mandó un e-mail, unas semanas antes del comienzo de la competición, al Secretario General de FIBA África, preguntándole si esta organización auspiciaba el torneo y si se iban a seguir sus normas, ya que se había enterado de que Madagascar tenía en sus filas a dos jugadores naturalizados. Este le respondió que sí, que su organización se hacía cargo, y que las normas de FIBA permiten un jugador naturalizado por país, que conocía el caso de la selección de Madagascar, al estar inmerso en el próximo Afrobasket, y que todos sus jugadores habían sido declarados elegibles. Como había tocado piedra debió pensar, ¿qué puedo hacer?, y fue cuando convenció al Presidente del Comité Olímpico de las Islas, o sea, máximo responsable de organización, para que el baloncesto fuese auspiciado por FIBA Mundo. De hecho, dicho Presidente, de la Reunión, eterno rival de Madagascar en estos Juegos, al que le tocaba serlo de forma rotativa, me confirmó en persona que el baloncesto de los Juegos es responsabilidad de FIBA Mundo, contra la opinión de todo el mundo.

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