Camisetas para la Posteridad (1): Josep Maria Margall
Para mucha gente su paso por la vida debe de ser dichosa y ejemplar si quiere optar a entrar en el “Reino de los Cielos” o en algún otro paraíso, nirvana o espacio atemporal sea cual sea su opción religiosa. En el caso de los jugadores de baloncesto esa vida podría trasladarse a su trayectoria deportiva o “vida profesional” y en muy contadas ocasiones esa trayectoria se ve recompensada en forma de homenaje con su número plasmado en una gran camiseta que es izada a lo más alto de un pabellón o lo que es lo mismo al “cielo del pabellón”. Los criterios según los cuales a un jugador se le concede tal privilegio radica en diversos factores entre los cuales prima el número de partidos disputados con el equipo que le homenajea, los éxitos cosechados por el propio jugador defendiendo sus colores, la lucha, el carácter, un liderazgo reconocido tanto dentro como fuera de la cancha y un coraje especial capaz de calar en todos y cada uno de los corazones que configuran una afición. Cuando ese conglomerado de factores “deportivos” y “extradeportivos” se produce, la recompensa es el cariño y reconocimiento de la afición, un cariño que asciende a la categoría de sentimiento y que le transfiere al jugador la sensación de pertenencia a algo más grande que el propio club y que la propia afición porque en esos casos el reconocido jugador pasa a representar los valores y la grandeza de club y afición. Cuando un jugador llega a ese punto tan alto de estima y reconocimiento, su coraje, entrega y compromiso, siempre estarán mucho más valorados que el número de éxitos deportivos conseguidos.
En la mayor parte de los casos, los “elegidos” para que sus camisetas sean izadas a lo más alto de un pabellón son jugadores que no tuvieron la suerte de llegar a las más altas cotas de fama internacional pero que igualmente hicieron méritos más que suficientes para ser consagrados por su propia afición. En el caso de pabellones españoles merece la pena hacer un repaso de cuales son aquellas camisetas que ondean al viento llenas de orgullo y reconocimiento para que cuando la mirada de los aficionados se dirija a ellas recuerden con emoción y nostalgia a los inquilinos que las llevaron y las muchas tardes o mañanas de gloria e ilusión que ofrecieron.
PABELLÓN OLIMPÍC DE BADALONA
Para empezar con este repaso de las camisetas que cuelgan orgullosas de varios de los pabellones en nuestro “territorio basket”, comenzaremos con en el pabellón Olímpico de Badalona donde juega el Joventut de Badalona también conocido como “La Penya”. En este pabellón de apenas 24 años de existencia la historia del baloncesto “flota” literalmente en el ambiente y se puede hasta respirar cuando entras en él. En este auténtico “templo verdinegro” existen tres camisetas retiradas con los números 5, 7 y 8. El número 5 corresponde a Josep Maria Margall («Matraco») nacido en Calella en 1955. El “Matraco” , como se le conocía y se le sigue conociendo en la actualidad, fue un escolta de 1,98 que jugó en la “Penya” un total de 18 temporadas, de 1972 a 1990, y que destacó además de por su liderazgo por su excelente tiro exterior. Se retiró en 1993 tras jugar un total de 20 temporadas, 18 de ellas en el club verdinegro. Sus dos últimos equipos fueron el Valvi Girona (1990/1991) y Festina Andorra (1991/1992 y 1992/1993).

Las 3 Camisetas Retiradas por parte del Joventut de Badalona, la de Margall, la de Villacampa y la de Rafa Jofresa
Foto tomada de es.wikipedia.org
En el caso de Josep Maria Margall, formado en la cantera badalonesa, sus 18 temporadas acreditan más que de sobra su puesto de honor en el “altar” verdinegro pero además de su larga estancia en Badalona hay que señalar que también participó de algunos de los mayores éxitos del club como fueron dos títulos continentales, la Copa Korac de 1981 (primer título internacional de la historia del club) y la Copa Korac de 1990 conseguida en otro mítico escenario verdinegro como fue el Pabellón Ausías March. Además, a título individual, fue elegido mejor sexto hombre de la ACB en la temporada 1989/1990. Su origen verdinegro, su larga permanencia en Badalona y sus logros tanto individuales como de equipo fueron avales más que sólidos para entender por qué su camiseta ocupa un lugar privilegiado en el pabellón Olímpico de Badalona.
(Continuará…)
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